domingo, junio 15, 2008

Jesús, el Señor nos dejo el mandato de ir por todo el mundo a predicar su Buena Noticia.La Iglesia de Venezuela y de nuestro Continente, obediente a este mandato, impulsa la respuesta desde los 16 documentos del Concilio Plenario de Venezuela y el Documento de Aparecida. Estos documentos no pueden quedarse en eso, documentos, es importantes darles historia, rostro concreto de acción y pastoral y compromiso certero de evangelización.
Yo como sacerdote, como miembro de la Iglesia de Carora, me siento en la responsabilidad de asumir estos documentos en la pastoral parroquial; mis hermanos sacerdotes hacen cada uno el esfuerzo por su parte y nuestros hermanos laicos, nos llaman y animan para que les ayudemos a responder con urgencias a sus muchas inquietudes.
No podemos dejar pasar esta hora- Nuestra pastoral ha recibido las pautas para una renovación, depende de nosotros si la vida continua y lo dejamos morir en el intento.
Señor, abre nuestros ojos para que sepamos responderte con autenticidad de vida.
Jaime Vivas, Pbro.
El evangelio de Mateo, es esencialmente un texto misionero. Mateo no quiere escribir una biografía de Jesús, sino que ante una comunidad judeo-cristiana en crisis, se dispone a ayudarles para que comprendan su vocación y su misión. Estos cristianos no se consideraban todavía adeptos a una religión separada del judaísmo. Mateo quiere ayudar al desarrollo de una ética misionera que esté a la altura de los desafíos de una nueva época.
Ser un discípulo para Mateo, significa vivir de las enseñanzas de Jesús. Para él, es impensable divorciar el hecho de ser discípulo de la vida, del amor y la justicia. Ser discípulo implica un compromiso con el Reino de Dios, la justicia, el amor y una obediencia total a la voluntad de Dios. Esto excluye toda visión estrecha de la misión.
La actividad en el plan misionero implica que los creyentes se hagan sensibles a las necesidades de los otros, que abran los ojos y el corazón ante la injusticia, el sufrimiento y la opresión en la que están tantos hermanos desechados a lo mas bajo de la vida, deambulando como ovejas sin pastor.
No podemos pretender que el imperativo misionero sea ante todo hacer la evangelización, sin tener en cuenta que lo principal es poner en práctica el gran mandamiento del amor. Hacerse discípulo implica un cambio irrevocable del comportamiento de cara a Dios y al prójimo. El discípulo realiza un nuevo camino en el que descubre constantemente las nuevas dimensiones del amor a Dios y a los hermanos. En esto es precisamente en lo que se manifiesta el Reino y la justicia de Dios.
En este pasaje del evangelio de Mateo, Jesús quiere dar un paso más. Para él, ante los nuevos desafíos, ha llegado la hora de que sus acompañantes y sus discípulos pasen a ser apóstoles “enviados”.
Hoy somos reenviados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo. Esto conlleva seguirlo, vivir en intimidad con él, imitar su ejemplo y dar testimonio. Todo discípulo recibe de Cristo, como los Apóstoles, el mandato de la misión.
¿Qué nos da Cristo realmente? ¿Por qué queremos ser Discípulos de Cristo? Porque queremos darlo a conocer a los demás, comunicarles el don que hemos hallado en él.
¿Quiénes son los leprosos de hoy? ¿Cuáles son las ovejas extenuadas y desamparadas? Solo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano.
Dios es la realidad fundante, el Dios de rostro humano; es el Dios-con-nosotros, el Dios del amor hasta la cruz. Cuando nosotros como discípulos lleguemos a comprender este amor de Cristo “hasta el extremo”, no podremos dejar de responder a este amor si no con un amor semejante: “te seguiré a donde quiera que vayas”. (Lc 9,57)
“¿Cómo conocer realmente a Cristo para poder seguirlo y vivir con El, para encontrar la vida en El y para comunicar esta vida a los demás, a la sociedad y al mundo? “(Documento de Aparecida)
La Iglesia venezolana esta exigida de una proclamación decidida y profética de la Buena Noticia de la Salvación que genere conversión y vida coherente con el Evangelio, que renueve la vocación misionera de todo bautizado y aliente su compromiso para transformar la realidad (Concilio Plenario de Venezuela)
Que Nuestra Iglesia de Carora, se renueve constantemente a la luz del Evangelio, estrechada sus lazos con Dios y los hermanos, salga realmente a la búsqueda de la oveja perdida o alejada, reconozca a la extenuada y desamparada y que el Señor Jesús quien nos ha llamado llene a sus pastores de su inmensa compasión y autenticidad de vida.
Jaime Vivas, pbro.