domingo, enero 31, 2010

Hoy Jeremías recibe la llamada de Dios. El que se pone en camino es un enviado de Dios y, como tal, ha sido escogido, llamado y capacitado para la misión. El profeta se resiste ante las dificultades que va a encontrar; sin embargo, Dios no sólo le capacita para ello, sino que además le da a su misión un alcance universal.
Queridos hermanos estamos llamados por la Misión Continental y el Concilio Plenario de Venezuela a ser discípulos y misioneros, a llevar el mensaje revelador y salvador de Jesús. Les exhorto a que leamos el documento de Aparecida, a que nos formemos y autentifiquemos nuestra fe, porque hacen falta profetas como Jeremías, que nos hagan caer en la cuenta de que la fe nos lleva a comprometernos a favor del más débil y necesitados.

Ahora bien, Pablo en la primera Carta nos habla del Amor, La compasión de Jesús es el mejor ejemplo. “El amó a los que no le amaban” Antes de marcharse de este mundo preparó una campaña para que llegase a toda la tierra la llamada de su amor. El Evangelio es la buena noticia de que somos objeto del amor de Dios. El nos ha elegido y nos está llamando a su reino de vida; nuestro Padre por medio de Pablo nos da a entender que por medio de ese amor tenemos que ser más justos, capaces de convertirnos y perdonas, a que estamos llamados a la reconciliación y a la paz y sobre todo a ser solidarios, y porque no serlo desde ya con el pueblo de Haití que está viviendo duros momentos, les pido hermanos a que nos unamos en una misma oración y pidamos por este pueblo, que ahora más que nunca nos necesita. Además por medio de este mismo amor de Dios, debemos ser más creyentes, discípulos y misioneros de Cristo más esperanzados, para que todos los pueblos tengan vida en Él tal como nos llama la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.

Entonces hermanos cuando llevemos el Evangelio, estaremos expresando el amor de Dios, que está en nosotros. Es la evangelización, por consiguiente, una expresión del amor divino de Dios que está en nuestros corazones. Por lo tanto, adelante en esta gran labor de evangelización en toda Carora, en toda Venezuela y en todo el continente latinoamericano, en fin en todas las naciones; y que pronto se complete la Iglesia del Señor Jesucristo en el mundo. Que Dios les bendiga y María Inmaculada les acompañe siempre.

José Gregorio Colmenares Sisiruca