miércoles, noviembre 15, 2006








El 7 de Octubre del presente, la Iglesia que peregrina en Venezuela, a reafirmado una ves más su fe en Jesucristo Misionero del Padre, ya que en un ambiente celebrativo y misionero a concluido y a su vez iniciado su Concilio Plenario. Digo concluido, ya que desde hace diez años la Iglesia se declaro en Concilio permanente, en donde obispos, sacerdotes, religiosos y laicos se juntaron para reflexionar y profundizar acerca del pasado, presente y futuro de nuestra Iglesia en vista de cómo enfrentar este nuevo milenio.
Iniciar el concilio, significa asumir personalmente y comunitariamente el documento conciliar que en esta Solemne clausura del 7 de Octubre los pastores con sus ovejas recibieron y asumieron el mandato misionero de hacer vida estos documentos en la Iglesia que peregrina en Venezuela, con los cuales quiere remar mar adentro para hacer de la Iglesia venezolana una Iglesia viva, misionera y renovada.
EJES TRASVERSALES DEL CONCILIO PLENARIO.
Los ejes trasversales del Documento Conciliar son: Comunión y Solidaridad.COMUNIÓN:Juan Pablo II en su Exhortación Ecclesia in America dijo lo siguiente: “Ante un mundo roto y deseoso de unidad es necesario proclamar, con gozo y fe firme, que Dios es comunión, el cual llama a todos los hombres a que participen de la misma comunión trinitaria. Es necesario proclamar que esta comunión es el proyecto magnífico de Dios (Padre); que Jesucristo, que se ha hecho hombre, es el punto central de la misma comunión; y que el Espíritu Santo trabaja constantemente para crear la comunión y restaurarla cuando se hubiere roto. Es necesario proclamar que la Iglesia es signo e instrumento de la comunión querida por Dios, iniciada en el tiempo y dirigida a su perfección en la plenitud del Reino” (No.33).Así pues, Dios es comunión y en la línea de lo que Él es, nos ha creado y nos salva. El sentido de la Iglesia y de la historia toda va en este sentido de unidad, a la cual se opone el pecado. Pero en Cristo muerto y resucitado tenemos la firme promesa del triunfo definitivo de la comunión trinitaria que nos invita a vivir nuestro compromiso cristiano en comunión.SOLIDARIDAD:El Episcopado Venezolano en su carta del 10 de enero del 2000, sobre el Concilio Plenario, nos dice lo siguiente:“La conciencia de la comunión con Jesucristo y con los hermanos… lleva a servir al prójimo en todas sus necesidades, tanto materiales como espirituales”; por ello, la solidaridad es fruto de la comunión y se expresa “en el amor del cristiano que busca el bien de los otros, especialmente de los más necesitados”. Desde este ángulo se debe promover una cultura de la solidaridad. En orden a esa respuesta, el católico cuenta con la Doctrina Social de la Iglesia. Un papel muy especial, propio, para una cultura de la vida y de la solidaridad y que tiene como agentes principales los laicos, los cuales se encuentran sumergidos en la sociedad y que deben constituirse en levadura que fermenta la masa que es el mundo de hoy.DIVISIÓN DE LOS DOCUMENTOSLos 16 documentos del Concilio Plenario de Venezuela forman un conjunto armónico, que puede distribuirse en tres grandes grupos: la Evangelización, las instancias o niveles de Iglesia y los sectores del Pueblo de Dios.Las dimensiones de la Evangelización son aquellos objetivos o líneas que enunciamos cuando se nos pregunta: ¿En que consiste la evangelización (misión de la Iglesia)? Estas dimensiones son seis: 1) Proclamación o primer anuncio, 2) Catequesis, 3) Liturgia-oración, 4) Comunidad visible (estructura y organización), 5) Nueva Sociedad (contribución a construirla), 6) Diálogo.Las instancias o niveles de Iglesia son la realización de ésta en su mayor o menor amplitud; son varios (por ejemplo, diócesis y parroquia). Los sectores eclesiales son tres: ministerio jerárquico, vida consagrada, laicado.NUEVA EVANGELIZACIÓNEl primer documento aprobado por el Concilio Plenario se refiere a la primera dimensión u objetivo de la evangelización y, por consiguiente y con peculiar acento, de la “nueva evangelización” en nuestro país: La proclamación profética del Evangelio de Jesucristo en Venezuela.“El primer anuncio (kerigma) busca suscitar o revivir la fe en Jesucristo que nos salva aquí y ahora”. Recordemos la primera predicación de Pedro en Pentecostés, como leemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2 versículos 22-36.No se puede dar “por supuesta” la fe en quienes se dicen cristianos. “La Iglesia que peregrina en Venezuela quiere renovar, con responsabilidad y valentía, su misión de anunciar, con palabras y obras, a Jesucristo, en las circunstancias concretas en que ahora vive. Este es uno de los objetivos principales del Concilio Plenario” (Ib 4). La Iglesia conciliar ha de ser profética y kerigmática.QUE BUSCA LA NUEVA EVANGELIZACIÓNEl anuncio profético, kerigmático, del Evangelio de Jesucristo busca suscitar la fe en quien no cree, o despertar la fe dormida en el que se confiesa creyente. Este anuncio tiene como fin el encuentro con la persona con Jesucristo, la adhesión a El y a su programa de vida, a su buena nueva de salvación. “El encuentro con Jesús es transformador y exige conversión personal y colectiva. No podemos pretender creer en Jesucristo y vivir en la indiferencia, en la permisividad y sin compromiso alguno” (PPEV 76).El encuentro con Cristo es encuentro con Dios Uno y Trino, con el prójimo en la fraternidad de la Iglesia y en la solidaridad abierta a todos. La proclamación profética busca que aceptemos como norma de nuestra vida el “mandamiento nuevo” del amor. ¿Me considero cristiano? ¿Qué significa Jesucristo para mí? El Concilio me invita a un examen de mi fe así como de mi coherencia con lo que digo creer y ser.¿QUE DIOS RECONOCEMOS Y ANUNCIAMOS DESDE EL CONCILIO?El segundo documento aprobado por el Concilio tiene como titulo La comunión en la vida de la Iglesia en Venezuela. Allí encontramos lo siguiente: “La Iglesia es comunión y hunde sus raíces en el misterio de la comunión trinitaria: Dios Padre, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo. Nuestro Dios no es triste soledad, sino bienaventurada comunión” (No. 33).Por lo tanto el Dios que anunciamos es el Dios de Jesucristo, hecho trinidad, comunión, participación en el amor. ¿Cuál es la primera encíclica de Benedicto XVI? Deus caritas est, que en castellano suena: Dios es amor. Esta es la definición que da Juan en su Primera Carta 4, 16, y este el Dios de Jesucristo que la Iglesia Venezolana quiere anunciar, un Dios que es amor. Jesucristo es la manifestación más palpable del plan amoroso de Dios sobre toda la humanidad. La Iglesia es y ha de ser signo e instrumento de ese plan, que busca la unidad de los seres humanos entre sí y con Dios.¿EN QUE IGLESIA NOS HA INCERTADO EL BAUTISMO?Por el bautismo hemos sido incorporados al “Cuerpo de Cristo”, que es la Iglesia. Hemos sido hechos ciudadanos del Pueblo de Dios y constituidos en parte de de la edificación o templo vivo del Espíritu Santo. El documento conciliar La comunión en la vida de la Iglesia en Venezuela desarrolla esta perspectiva bautismal.El Concilio Plenario nos recuerda la definición dada por el Vaticano II: “La Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea, un signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (CVI 37). Esta Iglesia se define como peregrina hacia la plenitud del Reino en la Jerusalén celestial. Tiene como misión el evangelizar en todo tiempo y lugar, y como mandamiento máximo el amor.La Iglesia somos nosotros, creyentes y bautizados, que nos nutrimos con la Palabra de Dios, con los sacramentos y que hemos de tejer una verdadera fraternidad, abierta solidariamente a todos nuestros prójimos, especialmente a los más necesitados.¿TIENES CONCIENCIA DE TU CONDICIÓN MISIONERA?En el documento conciliar La proclamación profética del Evangelio de Jesucristo en Venezuela encontramos esta fuerte afirmación: “La Iglesia o es misionera o no es Iglesia. Todo bautizado debe ser misionero”(No. 96). ¿Quienes difundieron la fe en la primera hora de la Iglesia? Los primeros discípulos de Jesús y quienes se convirtieron y se encontraron con el Señor por la predicación de aquellos. ¿A quienes toca hoy difundir la fe? A todos y cada uno de los que nos confesamos cristianos, miembros de la Iglesia de Dios. Cada cristiano ha de ser un evangelizador en el aquí ahora de nuestro país. Teniendo presente que la fe entraña un compromiso de vida. La aceptación de Jesús nos tiene que llevar a ser discípulos y misioneros suyos.















HOMILÍA CARDENAL JORGE ARTURO MEDINA ESTÉVEZ
(7/10/2006)SOLEMNE SESIÓN DE CLAUSURA CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA“Acudían asiduamente a las enseñanzas de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones” (Hech 2, 42)Desde los tiempos más primitivos de la Iglesia, los Concilios o Sínodos han sido momentos importantes en la vida de las comunidades cristianas. Momentos de examen de conciencia y de evaluación de las circunstancias en las que se desarrolla la acción evangelizadora; momentos de búsqueda de criterios comunes para afrontar los desafíos pastorales; momentos de mutuo enriquecimiento a través de la comunicación de experiencias, de dificultades y de resultados en realidades diversas pero que, ello no obstante, tienen elementos que trascienden la singularidad. Momentos sobre todo de alabanza a Dios por los dones que de Él reciben las Iglesias, así como de humilde petición de perdón por las flaquezas humanas con que empañamos la luminosidad del Evangelio; momentos de súplica confiada al Padre misericordioso, a fin de que Él nos conceda todo cuanto necesitamos para rendirle culto “en espíritu y en verdad” (Jn 4, 24) y para avanzar alegremente por el camino que conduce a la bienaventuranza eterna en la Jerusalén celestial.Son éstos, momentos de especial alegría, porque los Padres conciliares han vivido una experiencia de profunda fraternidad, sólidamente anclados en la fe católica y en la tradición viva de la Iglesia, y porque los resultados del Concilio se han expresado en una comunión unánime, caldeada por la caridad, respetuosa de las diferencias legítimas y abierta a
las mociones del Espíritu Santo, Paráclito y Vivificador. Por esto, nuestra Eucaristía se eleva como acción de gracias a Dios Uno y Trino, reconociendo humildemente que de Él proviene todo bien y que sólo Él puede hacer fecunda e incisiva la obra de la evangelización.La unidad de la Iglesia, santa, católica y apostólica, no es el fruto de maniobras humanas y mucho menos de la victoria de algún grupo de influencia sobre otros. Tampoco lo es como resultado de compromisos o ambigüedades que condujeran a un consenso más aparente que real, en la medida en que se hubieran soslayado principios irrenunciables en aras de rendir homenaje a lo que pudiera estimarse “políticamente correcto”, aunque sea moralmente inaceptable. La unidad de la Iglesia no puede consistir en erigir en principios absolutos lo que no pasa de ser opiniones, respetables, si, pero no más que aproximaciones parciales y contingentes, con una cuota mayor o menor de precariedad. Y, como es evidente, la unidad verdadera no puede ser el fruto de relativizar lo que es intangible, o de rebajar a nivel de opiniones fluctuantes lo que es, por el contrario, un dato de fe y por lo mismo no discutible ni negociable. La unidad más profunda de la Iglesia se arraiga en la fe católica, profesada en su integridad y proyectada eficazmente sobre todas y cada una de las opciones que constituyen la trama de la vida de las personas y de la sociedad. La fe es lo que permite ver con la mirada de Dios, valorar lo que Dios valora y considerar como basura (Cfr. Flp 3, 8) lo que nada vale a sus ojos. La fe, como expresión de la verdad, es liberadora (Cfr. Jn 8, 32) porque sustrae de la esclavitud del error y de la fascinación de las apariencias (Cfr. Sb 4, 12), para situarnos en la roca firme de la realidad auténtica de las cosas, consideradas en sí mismas y en la relación de cada una de ellas con los demás seres.Por eso el cristiano, sea fiel laico o pastor de la Iglesia, vive atento a las Sagradas Escrituras, leídas y meditadas en el surco de la genuina tradición eclesial y bajo la conducción del Magisterio, encargado de preservar la pureza de la fe y de garantizar la interpretación auténtica del contenido salvífico de los Libros Santos.La fe no admite parcializaciones ni tampoco selectivismos, sino que es “católica”, o sea “íntegra”, porque “católico” significa, literalmente, ... (
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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena la pagina Kindy se nota el progreso, cuando hay un padre joven y moderno en un aparroquia grande y buena.
JER