domingo, noviembre 19, 2006

1. ¿Qué sabes del Concilio?
Cuando en este y los próximos números de la Hoja el Domingo mencionemos la palabra Concilio, sin más, nos estaremos refiriendo al Concilio Plenario de Venezuela (CPV), cuya aplicación está iniciando nuestra Iglesia, es decir, todos nosotros. En esta columna iremos desarrollando, en forma de preguntas y respuestas, muchas cosas relativas al Concilio, su historia, su finalidad, el contenido de sus documentos; en fin, tantos asuntos que nos interesan muy de cerca como miembros de la Iglesia, llamados a realizar el propósito del CPV: la “nueva evangelización” en nuestro país, para el mejor servicio del pueblo venezolano.Recomendamos coleccionar esta columna que estaremos publicando cada domingo; así tendrás un útil material para tu reflexión, conversación y orientación sobre el CPV.
2. ¿Qué es un concilio?
Un concilio es, fundamentalmente, una reunión de obispos –con participación de los otros sectores del Pueblo de Dios- , con la finalidad de ejercer conjuntamente la tarea que les corresponde en el campo de la enseñanza, de la santificación y del gobierno pastoral. Expresa la naturaleza corporativa o “colegial” del ministerio episcopal en la Iglesia. Así como Cristo no instituyó a los Apóstoles separadamente al frente de la Iglesia, sino que constituyó un cuerpo o colegio apostólico, con Pedro a la cabeza, de igual manera los obispos (sus sucesores) forman lo que se llama el Colegio Episcopal, con el Papa a la cabeza. Desde un comienzo de la Iglesia hubo concilios. Un concilio se llama: ecuménico, cuando abarca toda la Iglesia (pensemos en el Vaticano II); provincial, cuando cubre una provincia eclesiástica; plenario, cuando abarca un país (es el caso del Concilio Plenario de Venezuela).
3. ¿Son los concilios cosa nueva?
El Vaticano II nos da la respuesta: “Desde los primeros siglos de la Iglesia, los Obispos que estaban al frente de las Iglesias particulares, movidos por el celo de la misión universal confiada a los Apóstoles, aunaron sus fuerzas y voluntades para promover el bien común y el de las Iglesias particulares. Por esto se organizaron sínodos, los concilios provinciales y, finalmente, los concilios plenarios, en los que los Obispos estatuyeron una norma igual para varias Iglesias, la cual debía observarse en la enseñanza de las verdades de la fe y en la ordenación de la disciplina eclesiástica” (Decreto Christus Dominus, sobre los Obispos). Nuestro Concilio Plenario es el primero que se registra en los quinientos años de la vida de la Iglesia en Venezuela.
4. ¿Cómo surgió el Concilio Plenario?
La cercanía del V Centenario de la Evangelización de Venezuela (1498-1998), suscitó en el seno de la Conferencia Episcopal la conveniencia de celebrar dicho acontecimiento con un Concilio Plenario. Este podía ser como un “alto en el camino”, que permitiese a) hacer memoria de lo recorrido con sus luces y sombras, b) examinar la situación actual para identificar valores y tendencias, discerniendo los “signos de los tiempos” y c) facilitar un mejor diseño de la acción pastoral como respuesta y esperanza hacia el futuro. La proximidad de un nuevo siglo y un nuevo milenio invitaba también a una “nueva evangelización”, con nuevo ardor, nuevos métodos, nueva expresión, para atender a la exigencia de los nuevos tiempos. A esto exhortaba con entusiasmo Juan Pablo II.
5. ¿Concilio para qué?
El Episcopado explicó el l0 de enero de 1998 el por qué del CPV en los siguientes términos: “El Concilio Plenario de Venezuela tiene como sentido y finalidad, a cinco siglos del inicio de la evangelización en nuestro país, trazar un conjunto de orientaciones y normas que ayuden a concretar la nueva evangelización que nuestra Iglesia está emprendiendo y busca desarrollar” (Carta Pastoral Guiados por el Espíritu Santo, l4). “Nuestro reto es ser, como creyentes y como Iglesia luz del mundo y sal de la tierra en la Venezuela de hoy, construyendo, en Cristo, la unidad con Dios y con los hermanos, mediante el incremento de la comunión eclesial en orden a la misión evangelizadora y al trabajo por una nueva sociedad, justa y solidaria” (Ib 4). “Para encarar el reto antes señalado, que nos exige un extraordinario esfuerzo evangelizador, hemos decidido celebrar el Concilio. Este buscará las formas con las cuales la Iglesia, poniéndose a la escucha de la Palabra de Dios, podrá cumplir de modo más fiel, coherente y orgánico, su misión propia en la realidad concreta de la nación, con vistas al III Milenio cristiano” (Ib 5).
6. ¿Cuáles fueron los primeros pasos hacia el Concilio?
La idea de celebrar un Concilio en Venezuela fue planteada por primera vez en la LXI Asamblea Plenaria Ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana de enero 1994. La decisión de celebrar el Primer Concilio Plenario de Venezuela la tomó el Episcopado en su LXVI Asamblea Plenaria Ordinaria de julio 1996. Dicha decisión la comunicó el Presidente de la CEV, S.E. Mons. Tulio Manuel Chirivella, al Emmo. Sr. Cardenal Bernardin Gantin, Prefecto de la Congregación para los Obispos (Santa Sede) mediante carta pocos días después, el 16 de julio. La Sede Apostólica aprobó la decisión del Episcopado, mediante comunicación del Sr. Cardenal Gantin del 26 de noviembre de 1996. El 13 de julio de 1997, el Episcopado nacional dio inicio a la “fase antepreparatoria” del Concilio en la Ciudad Coro, sede de la primera diócesis del país, coincidiendo con la apertura del Año Jubilar del V Centenario de Evangelización en Venezuela.
7. ¿Cuándo comenzó la celebración del Concilio?
El 10 de enero 1998, con su Carta Pastoral Colectiva (1ª. Conciliar) Guiados por el Espíritu Santo (GES), el Episcopado anunció solemnemente y convocó a la celebración del Primer Concilio Plenario y dio inicio a su “fase preparatoria”. Lanzó en tal sentido una Consulta Nacional acerca de la temática que se debería tratar. En octubre de 1999 la Conferencia Episcopal fijó como fecha inaugural de la celebración del Concilio el 26 de noviembre de 2.000, Solemnidad de Cristo Rey. En la Carta Pastoral Colectiva (2ª. Conciliar) Con Cristo hacia la comunión y la solidaridad (10 de enero 2000), determinó que el inicio de la Primera Sesión conciliar se llevaría a cabo el día siguiente, para el 27 de noviembre de 2000. El primer año del nuevo siglo y del nuevo milenio comenzó el primer Concilio de Venezuela. Hermosa conmemoración del Bimilenario de la Encarnación.
8. ¿Cuántas sesiones celebró el Concilio?.
La respuesta es: 6 sesiones de trabajo y una solemne de clausura.: La primera se tuvo en el 2000. A partir de entonces, cada año se celebró una. La de clausura se ha tenido en el presente 2006 y con ella se ha iniciado la etapa de la aplicación del Concilio. Por “sesión”, en este caso, se entiende un conjunto de reuniones. Cada sesión se ha extendido por unos ocho días. Todas las sesiones en Caracas (sede de la Conferencia Episcopal y Universidad Católica Andrés Bello) a excepción de las dos últimas, que se realizaron en San Antonio de los Altos (Universidad de los Trabajadores de América Latina). En la primera (2000) no se aprobó ningún documento. En última, sexta, de trabajo (2005) se aprobaron 4; en cada una de las demás (2001, 2002, 2003 y 2004) 3, para un total de 16 documentos.
9. ¿Qué documentos aprobó el Concilio?
En cuanto a número de documentos aprobados: 16. En cuanto a contenido y siguiendo su orden cronológico de aprobación tenemos los siguientes: 1) La proclamación profética del Evangelio de Jesucristo en Venezuela, 2) La comunión en la vida de la Iglesia en Venezuela, 3) La contribución de la Iglesia a la gestación de una nueva sociedad, 4) La catequesis, 5) Vida consagrada en Venezuela; 6) Iglesia y familia: presente y futuro; 7) El laico católico, fermento del Reino de Dios en Venezuela; 8)Jesucristo: buena noticia para los jóvenes; 9)Obispos, presbíteros y diáconos al servicio de una Iglesia en comunión; 10)La celebración de los misterios de la fe; 11) Instancias de comunión del Pueblo de Dios para la misión; 12) La Iglesia y la educación; 13) La evangelización de la cultura; 14) La pastoral de los medios de comunicación; 15) Ecumenismo y diálogo interreligioso; 16) La Iglesia ante las sectas y otros movimientos religiosos.
10. ¿Qué metodología siguió el Concilio?
Los documentos siguieron la metodología del “VER – JUZGAR – ACTUAR”, de modo que en la tercera parte (“Actuar”) se contienen las orientaciones y normas pastorales del Concilio. El “ver” consiste en un análisis pastoral de la realidad. No consiste en una simple enumeración de datos; se trata de un acercamiento a la situación con ojos de creyente, indicando luces y sombras, así como anotando los logros y fallas, fortalezas y debilidades de la Iglesia en Venezuela, identificando causas y tendencias Cubre, por tanto, pasado, presente y, en algún modo, futuro. El “juzgar” es una iluminación teológico-pastoral de la realidad. Es una interpretación, discernimiento, valoración de lo que se ha “visto”, desde la Palabra de Dios y el Magisterio eclesial latinoamericano y venezolano; desde el proyecto de Dios. Se confronta lo “visto” con el ideal a lograr. De allí se desprende el diagnóstico. El “actuar”, momento metodológico conclusivo, comprende los desafíos, orientaciones y normas pastorales. Es decisión, compromiso evangelizador.
11. ¿En qué consiste el “actuar” de los documentos conciliares?
Dentro de la metodología seguida por los documentos, el “actuar” es el momento “más importante” por cuanto corresponde al sentido y finalidad del Concilio, según lo expresaron los obispos en su carta de enero de 1998: “trazar orientaciones y normas que ayuden a concretar la nueva evangelización” en Venezuela (Guiados por el Espíritu Santo, 14). Si se confronta la situación con el ideal realizable desde el proyecto de Dios, se tiene un diagnóstico de la situación, del cual se derivan los desafíos para la acción (pastoral) de la Iglesia. El desafío comprende tanto lo negativo, que reta, como lo positivo, que da respuesta y solución. El “actuar”, partiendo de los desafíos, se concreta en líneas de acción, orientaciones y normas pastorales.
12. ¿Qué relación tiene nuestro Concilio con el Vaticano II?
Juan Pablo II afirmó el 6 de enero de 2001: “Con el Concilio (Vaticano II) se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza” (Tercio Milenio Ineunte, 57). Este Concilio Ecuménico (1962-1965) ha sido, una luz potente, una referencia magisterial fundamental, en las labores del Concilio Plenario, que ha concluido sus sesiones de trabajo, justo a los 40 años de la clausura de aquél. Al estudiar los documentos del Concilio Plenario se deben tener presentes los del Vaticano II, que, como es obvio, son bastante citados en aquellos. El Vaticano II ha sido el XXI concilio ecuménico. Nuestro Concilio es el primero en los 500 años de vida de la Iglesia en Venezuela. El número de documentos de uno y otro coinciden: 16. Resulta provechoso comparar la temática y los títulos de los documentos de ambos. ¡Semejanzas a granel!
13. ¿Cuáles son los documentos claves en uno y otro concilio?
Los documentos “mayores” del Vaticano II se denominan “Constituciones”. Son 4: Lumen Gentium, sobre la Iglesia; Dei Verbum sobre la divina revelación; Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia; y Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual. A estos corresponden, en cierto modo, los tres primeros documentos del Concilio Plenario: La proclamación del Evangelio de Jesucristo en Venezuela, La comunión en la vida de la Iglesia en Venezuela, La contribución de la Iglesia a la gestación de una nueva sociedad, y el documento La celebración de los misterios de la fe, aprobado ulteriormente. El documento sobre la comunión viene a jugar el papel de núcleo o eje teológico-pastoral del conjunto, en el Concilio Plenario, como el que ocupa la Lumen Gentium en el Vaticano II.
14. ¿Ha sido participativo el Concilio Plenario?
En el Concilio a los obispos les corresponde una función de primer plano en, cuanto sucesores de los apóstoles en el servicio pastoral de la Iglesia. Tienen voto deliberativo. La normativa de la Iglesia, en el caso de los concilios plenarios, prevé una amplia participación de representantes del los otros sectores del Pueblo de Dios en las sesiones conciliares. En términos gruesos podríamos decir que dichos representantes equivalen a cuatro veces más del número de obispos y tienen voto consultivo, que, de hecho, es definitorio. Pero la participación no queda allí, pues desde el inicio del Concilio se han tenido consultas amplias y especializadas y permanente colaboración de asesores y expertos; la participación se ha expresado también en la composición de las comisiones conciliares, en los grupos de trabajo parroquiales y de movimientos, en las asambleas diocesanas y provinciales. Los obispos no han estado ni trabajado solos. Y la Iglesia ha acompañado el Concilio con su oración.
15. ¿Nos concierne a todos el Concilio?
Los Obispos, al anunciar el Concilio en su Carta Pastoral de 1998 dijeron: “En el Concilio Plenario la Iglesia ahondará en su identidad de Pueblo de Dios, corresponsable todo él de la misión evangelizadora de la Iglesia. Por eso, el Concilio concierne, en una u otra forma, a todos los católicos, a quienes ha de animar y comprometer. Si los Obispos hemos convenido celebrar un Concilio es porque no queremos tomar decisiones aisladamente … Exhortamos, pues, vivamente, a todos los católicos, como miembros del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, a entrar de lleno en el Concilio” (Guiados por el Espíritu Santo, 18.20). Esto, dicho antes de comenzar la celebración del Concilio, sigue vigente y se acentúa en la etapa de su aplicación. Ha de reflejarse en: oración, difusión, estudio, compromiso.
16. ¿Cuál es la acción del Espíritu Santo en el Concilio?
El Concilio es obra humana, en la cual hemos de empeñar todos nuestros carismas, facultades, el ejercicio de nuestra libertad. Pero es, por encima y más allá de todo esto, obra del Espíritu de Dios. Por ello hay que invocarlo, escucharlo, seguirlo. Esto hemos de subrayarlo en la etapa de aplicación del ConcilioEl Episcopado lo manifestó claramente desde los inicios del proceso conciliar: “El Espíritu Santo es fundamental en la vida cristiana; llama y capacita para el encuentro con Jesucristo … convoca al pueblo a la escucha del Evangelio, en la comunión fraterna, en la oración y en la Eucaristía … edifica la Iglesia. El nos hace comprender, actualizar y poner en práctica el mensaje de Jesús. Nos da fuerza para construir comunidad y también valentía y creatividad para abrir nuevos caminos en la Iglesia y en la sociedad” (Guiados por el Espíritu Santo, 22).
17. ¿Qué espiritualidad ha de fundamentar la aplicación del Concilio?
La puesta en práctica del Concilio, así como ha de guiarse por una comprensión de la Iglesia como comunión (eclesiología de comunión), también ha de fundarse en una correspondiente espiritualidad de comunión. Es una espiritualidad de unidad, de fraternidad, que, como dice el Concilio, siempre será referencia a: el Otro, Dios, Uno y Trino, y el otro, el prójimo, particularmente el más necesitado. Dicha espiritualidad, a la luz del misterio de la Trinidad (Amor), reconoce el rostro de los hermanos; hace tomar conciencia de nuestra condición de miembros del Cuerpo Místico de Cristo; abre a una fraternidad universal, la de los hijos de Dios, creados por El y redimidos por el Salvador Jesucristo, manifestación del amor de Dios. La espiritualidad de comunión se expresa en misericordia, perdón, reconciliación, servicio, solidaridad. La encíclica de Benedicto XVI Dios es Amor ha de acompañar nuestra meditación y aplicación de los textos conciliares.
18. ¿A quién corresponde aplicar el Concilio Plenario?
Una vez, yendo de camino, leí en un afiche: “¿A quien le toca? ¡A mí, aquí y ahora!”. Esta respuesta viene muy bien a propósito de la aplicación del CPV. “Nadie debe considerarse extraño o no invitado. El proceso conciliar nos compromete a todos a trabajara con alegría y esperanza. El Señor resucitado nos llama y hemos de responderle con la prontitud y confianza con que Pedro, apoyado en la palabra de Jesús, lanzó las redes para lograr abundante pesca (cf. Lc 5, 5). Esto lo dijeron los Obispos, ya para comenzar el Concilio, y cae muy bien ahora cuando hemos de aplicarlo. No a todos corresponde lo mismo, pero todos sí hemos de comprometernos. Sin esperar que “el otro” sea el que dé el primer paso. “Hay para todos”: ministros ordenados, laicos, personas de vida consagrada. Mayores, jóvenes; sanos, enfermos; ricos, pobres.
19. ¿Tienen los documentos conciliares algún eje?
La respuesta es afirmativa. La Conferencia Episcopal Venezolana publicó una carta pastoral del 10 de enero del 2000, titulada Con Cristo hacia la comunión y la solidaridad. En ella anunció la inauguración del Concilio Plenario y el inicio de las sesiones conciliares para noviembre de ese año. Pues bien, en dicha carta el Episcopado señaló como algo fundamental, el definir la línea teológico-pastoral del Concilio, es decir la noción que constituyese su principio o eje unificador doctrinal y pastoral. Se quería establecer con una tal línea, la)s) categoría(s) que sirviese(n) de núcleo aglutinador, columna vertebral, común denominador o punto de referencia para lo que teológicamente se afirmase y pastoralmente se propusiese en tan trascendental encuentro de nuestra Iglesia. En dicha carta el Episcopado precisó como línea teológico-pastoral la siguiente: comunión y solidaridad.
20. ¿Qué significan comunión y solidaridad como eje del Concilio?
Como creyentes afirmamos una serie de verdades, que desarrollamos en nuestra reflexión teológica y espiritual (pensemos, por ejemplo, en el Credo y en el Catecismo de la Iglesia Católica); de modo semejante, como cristianos se nos plantean una serie de exigencias para nuestra vida (recordemos el Decálogo, el Sermón de la Montaña, las directrices morales y pastorales de la Iglesia). Todas estas verdades y normas no constituyen un simple agregado de cosas sino que “puede y debe ser interpretado en forma de un conjunto armónico”, como lo expresó el Episcopado venezolano en su carta pastoral del 10 de enero del 2000. La noción o categoría comunión, de raigambre bíblica, le confiere unidad al conjunto; y a esa noción, el Episcopado la hizo acompañar de otra, solidaridad, explicita bien lo que implica la comunión en nuestra relación con el prójimo, especialmente el más necesitado. Ambas, comunión y solidaridad, constituyen el eje vertebrador de las enseñanzas y orientaciones conciliares.
21. ¿Por qué hablamos de comunión como eje del Concilio?
Juan Pablo II en su Exhortación Ecclesia in America estampó lo siguiente: “Ante un mundo roto y deseoso de unidad es necesario proclamar, con gozo y fe firme, que Dios es comunión … el cual llama a todos los hombres a que participen de la misma comunión trinitaria. Es necesario proclamar que esta comunión es el proyecto magnífico de Dios (Padre); que Jesucristo, que se ha hecho hombre, es el punto central de la misma comunión; y que el Espíritu Santo trabaja constantemente para crear la comunión y restaurarla cuando se hubiere roto. Es necesario proclamar que la Iglesia es signo e instrumento de la comunión querida por Dios, iniciada en el tiempo y dirigida a su perfección en la plenitud del Reino” (No.33). Así pues, Dios es comunión y en la línea de lo que El es, nos ha creado y nos salva. El sentido de la Iglesia y de la historia toda va en este sentido de unidad, a la cual se opone el pecado. Pero en Cristo muerto y resucitado tenemos la firme promesa del triunfo definitivo de la comunión.
22. ¿Qué implica la solidaridad como línea conciliar?
El Episcopado venezolano en su carta del 10 de enero del 2000, sobre el Concilio Plenario, nos dice lo siguiente: “La conciencia de la comunión con Jesucristo y con los hermanos … lleva a servir al prójimo en todas sus necesidades, tanto materiales como espirituales”; por ello, la solidaridad es fruto de la comunión y se expresa “en el amor del cristiano que busca el bien de los otros, especialmente de los más necesitados”. Desde este ángulo se debe promover una cultura de la solidaridad …En orden a esa respuesta, el católico cuenta con la Doctrina Social de la Iglesia. Un papel muy especial, propio, para una cultura de la vida y de la solidaridad toca a los laicos. En estas reflexiones el Episcopado siguió muy de cerca la Exhortación de Juan Pablo II, Ecclesia in America. Comunión y solidaridad constituyen la línea teológico-pastoral del Concilio. Su eje
23. ¿Cómo se pueden dividirse los documentos conciliares?
Los 16 documentos del Concilio Plenario de Venezuela forman un conjunto armónico, que puede distribuirse en tres grupos, correspondientes a: las dimensiones de la Evangelización, las instancias o niveles de Iglesia y los sectores del Pueblo de Dios. Las dimensiones de la Evangelización son aquellos objetivos o líneas que enunciamos cuando se nos pregunta: ¿En que consiste la evangelización (misión de la Iglesia)? Estas dimensiones son seis: 1) Proclamación o primer anuncio, 2) Catequesis, 3) Liturgia-oración, 4) Comunidad visible (estructura y organización), 5) Nueva Sociedad (contribución a construirla), 6) Diálogo. Las instancias o niveles de Iglesia son la realización de ésta en su mayor o menor amplitud; son varios (por ejemplo, diócesis y parroquia). Los sectores eclesiales son tres: ministerio jerárquico, vida consagrada, laicado.
24. ¿Qué documentos conciliares corresponden a las dimensiones de la evangelización?
Hemos visto anteriormente que las dimensiones son seis. Al lado de cada una de ellas ubicaremos los documentos que les corresponden: 1) Proclamación: La proclamación profética del Evangelio de Jesucristo en Venezuela. 2) Catequesis: La Catequesis.3) Liturgia-oración: La celebración de los misterios de la fe.4) Comunidad visible: La comunión en la vida de la Iglesia en Venezuela. Instancias de comunión del Pueblo de Dios para la misión.5) Nueva Sociedad: La contribución de la Iglesia a la gestación de una nueva sociedad. Evangelización de la cultura en Venezuela. La Iglesia y la educación. La pastoral de los medios de comunicación. 6) Diálogo: Ecumenismo y diálogo interreligioso. La Iglesia ante las sectas y otros movimientos religiosos.
25. ¿Qué documentos conciliares corresponden a los sectores eclesiales?
Los sectores que componen el Pueblo de Dios son tres: 1) el Ministerio Jerárquico u Ordenado, que lo integran obispos, presbíteros (o sacerdotes) y diáconos; juntos conforman lo que se denomina el clero; 2) la Vida Consagrada (es lo que comúnmente se entiende por Religiosos y Religiosas); 3) el Laicado (sector de los seglares). Al lado de cada uno de ellos ubicaremos los documentos que les corresponden. 1) Ministerio jerárquico: Obispos, presbíteros y diáconos al servicio de una Iglesia en comunión.2) Vida consagrada: Vida consagrada en Venezuela.3) Laicado: El laico católico, fermento del Reino de Dios en Venezuela. Jesucristo: buena noticia para los jóvenes.
26. ¿Qué documentos conciliares corresponden a las instancias o niveles de comunión?
Las instancias o niveles de Iglesia son múltiples y corresponden a la variada amplitud de la comunidad eclesial. Pensemos en las diócesis, las parroquias y las Iglesias-base o pequeñas comunidades eclesiales. A estas instancias corresponden los documentos: Instancias de comunión del Pueblo de Dios para la misión e Iglesia y familia: presente y futuro. Como es de suponer, en los restantes documentos conciliares hay una continua referencia a estas instancias de comunión en cuanto realización concreta de la Iglesia en un determinado ámbito o amplitud. El Concilio Plenario desarrolla el tema de la familia cristiana como “Iglesia doméstica”, la más pequeña, pero fundamental, en la cual “los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo” (IF 41).
27. ¿Por dónde comenzar la nueva evangelización?
El primer documento aprobado por el Concilio Plenario se refiere a la primera dimensión u objetivo de la evangelización y, por consiguiente y con peculiar acento, de la “nueva evangelización” en nuestro país: La proclamación profética del Evangelio de Jesucristo en Venezuela. “El primer anuncio (kerigma) busca suscitar o revivir la fe en Jesucristo que nos salva aquí y ahora”. Recordemos la primera predicación de Pedro en Pentecostés, como leemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2 versículos 22-36. No se puede dar “por supuesta” la fe en quienes se dicen cristianos. “La Iglesia que peregrina en Venezuela quiere renovar, con responsabilidad y valentía, su misión de anunciar, con palabras y obras, a Jesucristo, en las circunstancias concretas en que ahora vive. Este es uno de los objetivos principales del Concilio Plenario” (Ib 4). La Iglesia conciliar ha de ser profética, kerigmática.
28. ¿Qué busca la proclamación del Evangelio?
El anuncio profético, kerigmático, del Evangelio de Jesucristo busca suscitar la fe en quien no cree, o despertar la fe dormida en el que se confiesa creyente. Este anuncio tiene como fin el encuentro con la persona con Jesucristo, la adhesión a El y a su programa de vida, a su buena nueva de salvación. “El encuentro con Jesús es transformador y exige conversión personal y colectiva. No podemos pretender creer en Jesucristo y vivir en la indiferencia, en la permisividad y sin compromiso alguno” (PPEV 76). El encuentro con Cristo es encuentro con Dios Uno y Trino, con el prójimo en la fraternidad de la Iglesia y en la solidaridad abierta a todos. La proclamación profética busca que aceptemos como norma de nuestra vida el “mandamiento nuevo” del amor. ¿Me considero cristiano? ¿Qué significa Jesucristo para mí? El Concilio me invita a un examen de mi fe así como de mi coherencia con lo que digo creer y ser.
29. ¿Qué Dios reconocemos y anunciamos?
El segundo documento aprobado por el Concilio tiene como titulo La comunión en la vida de la Iglesia en Venezuela. Allí encontramos lo siguiente: “La Iglesia es comunión y hunde sus raíces en el misterio de la comunión trinitaria: Dios Padre, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo. Nuestro Dios no es triste soledad, sino bienaventurada comunión” (No. 33). ¿Cuál es la primera encíclica de Benedicto XVI? Deus caritas est, que en castellano suena: Dios es amor. Esta es la definición que da Juan en su Primera Carta 4, 16. Jesucristo es la manifestación más palpable del plan amoroso de Dios sobre toda la humanidad. La Iglesia es y ha de ser signo e instrumento de ese plan, que busca la unidad de los seres humanos entre sí y con Dios. ¿Por qué el mandamiento máximo, “nuevo”, es el amor? Todo lo que realiza unidad, fraternidad, va en la línea del gran proyecto de Dios al crear y salvar.
30. ¿En qué Iglesia nos ha integrado el bautismo?
Por el bautismo hemos sido incorporados al “Cuerpo de Cristo”, que es la Iglesia. Hemos sido hechos ciudadanos del Pueblo de Dios y constituidos en parte de de la edificación o templo vivo del Espíritu Santo. El documento conciliar La comunión en la vida de la Iglesia en Venezuela desarrolla esta perspectiva bautismal. El Concilio Plenario nos recuerda la definición dada por el Vaticano II: “La Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea, un signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (CVI 37). Esta Iglesia se define como peregrina hacia la plenitud del Reino en la Jerusalén celestial. Tiene como misión el evangelizar en todo tiempo y lugar, y como mandamiento máximo el amor. La Iglesia somos nosotros, creyentes y bautizados, que nos nutrimos con la Palabra de Dios, con los sacramentos y que hemos de tejer una verdadera fraternidad, abierta solidariamente a todos nuestros prójimos, especialmente a los más necesitados.
31. ¿Tienes conciencia de tu condición misionera?
En el documento conciliar La proclamación profética del Evangelio de Jesucristo en Venezuela encontramos esta fuerte afirmación: “La Iglesia o es misionera o no es Iglesia. Todo bautizado debe ser misionero” (No. 96). ¿Quienes difundieron la fe en la primera hora de la Iglesia? Los primeros discípulos de Jesús y quienes se convirtieron y se encontraron con el Señor por la predicación de aquellos. ¿A quienes toca hoy difundir la fe? A todos y cada uno de los que nos confesamos cristianos, miembros de la Iglesia de Dios. Cada cristiano ha de ser un evangelizador en el aquí ahora de nuestro país. Teniendo presente que la fe entraña un compromiso de vida. La aceptación de Jesús nos tiene que llevar a ser discípulos y misioneros suyos. El Concilio Plenario insiste en esta condición dinámica, comprometida, comunicadora del ser cristiano, del ser Iglesia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un Blogger muy bueno, con diversos temas interesante...
Le doy un aplauso al creador de este Blogger....

Anónimo dijo...

hola a todosssss quisiera decir que soy muy debota a mi virgencita imacualada concepcion de la provincia de san juanya que fuy bautisada-hice la comuñion casada y bautisado mi hijo vivo en españa y viaje a san juan a mi provincia para bautisar a mi hijo en la iglecia que tanto quiero ....queria pedir un fabor a los lectores que si me podrian echar una mano...porque quisiera tener canciones de la parroquia hacia la virgen ya que no se como buscar por internet un saludo muy grande y que dios y la virgen me los protega a todossssssss mis bendiciones desde españa-santiago de compostela belen garcia mi correo es belenjose2002@hotmail.com besos a todosssssssss